
Se sentó, y comenzó a esperar. A esperar, esperar y esperar. Mientras lo hacía, en su mente cada vez aparecían más razones para pararse e irse de allí lo antes posible. Sin embargo, siguió guardando una pequeña esperanza de que ella iba a llegar. Continuó esperando, y para que el tiempo se le hiciera menos pesado, comenzó a mirar las nubes. Les inventaba formas a cada una de ellas ,observó el pasto sobre el cual estaba sentada, y lo encontró repleto de tréboles. Comenzó a tratar de encontrar uno de cuatro hojas, como en los cuentos, y al ver que no hallaba ninguno, tomó uno, cortó una hojita de otro y se la puso encima. "¡Bien!, pediré un deseo." Se dijo, emocionada. "Si tan sólo fuese real", pensó luego, con un dejo de tristeza en su mente. Luego de horas y horas, al fin comprendió que no llegaría, que todo había sido en vano y que en verdad no le importaba. Se incorporó lentamente, dió una última mirada hacia atrás, y al no encontrar a quién buscaba, comenzó su triste marcha. -
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