Caminaba por las frías calles de una tarde de invierno, recordando cada uno de los momentos vividos con ella. Durante todo el viaje no pare de pensar en las sensaciones que solo ella provocaba, recordé cada una de las caricias, que removieron los cielos y los infiernos, los sentidos más ocultos y los placeres más inciertos.
Habían pasado más de dos años desde la última vez que la vi, desde la última vez que la desee. Aquel lejano día ella iba vestida de blanco y su vida tomaba un camino que se alejaba del mío. Mientras seguía con mi camino los recuerdos eran cada vez más fuertes. Tengo guardado en mis labios el sabor de los suyos, me estremezco al recordar como su boca me devoraba, como sus labios me calmaban, como sus manos me tocaban. Me detuve en un café, ese café se me hacía algo conocido. Quizás en la forma tenía la similitud de aquel café donde la conocí a ella. Cómo olvidar ese día, la vi y desde el primer momento llamó mi atención.
Creo que fueron esos ojos grandes y cafés los que me cautivaron, no tengo las palabras exactas para describir ese momento, desde un principio supe que era la mujer de mi vida. Nunca pensé que en un abrir y cerrar de ojos encontraría lo que por tanto tiempo busque. Decidí seguir mi camino sin un rumbo fijo, pero algo hizo detenerme, una extraña sensación me recorrió por completo, al principio no pude descifrar lo que era, levanté mi cabeza. Fue imposible no reconocer esos ojos grandes y esa particular manera que solo ella los maquillaba. Su mirada ya no era la misma de antes, esa mirada dulce ya no existía. Nos miramos fijamente, por un momento nos olvidamos del resto, por un momento el reloj de la vida se paró y la gente desapareció, por un momento solo existíamos ella y yo, nada ni nadie más.
Tenía la sensación de que nada había cambiado, que el tiempo para nosotros apenas había avanzado, que todo seguía como antes, que el antes se convertía en presente y que nuestro presente había ayudado a borrar nuestro pasado.
Después de unos minutos el silencio que en algún momento se hizo grato, ya no lo era.Tenías tantas dudas, dudas que solo ella podía aclarar. Quería decir tantas cosas, en ese momento lo único que atine a decir fue: “No sabes la falta que me haz hecho todo este tiempo, como extraño tus palabras, tus frases, tus pensamientos, todo aquello que me de una idea de cómo estas. ¿Por que me ilusionaste? Si luego te irías, ¿Por qué fingiste quererme? ¿Por qué dijiste palabras tan bellas?”…Sin recibir respuesta alguna comenzó a acercarse lentamente, luego de unos instantes su boca y la mía se unieron en un largo y tierno beso, volvieron las caricias y el deseo desaparecido.
Nos separamos y decidimos ir a aquella banca, que estaba a unos pasos de nosotros, me senté y ella se sentó junto a mi. Reímos, lloramos, nos miramos y volvimos a reír. Hablamos de nuestros recuerdos, de nuestros amigos y de nuestra historia. Hablamos también de nuestras vidas separadas, de nuestras familias, de nuestros proyectos, de nuestras fantasías de juventud y de nuestras promesas incumplidas. En definitiva nos pusimos al día de todo lo acontecido en nuestras vidas separadas. Todo parecía tan cercano, tan natural, pero nunca logre llegar al tema tan esperado por mi.
“Fue una larga espera para poder estar contigo”, me impacientaba al no tenerte. Quería tenerte junto a mi cada segundo del día.
Necesitaba volver a sentirla, quería abrazarla decirle que no me dejara nuevamente, que solo con ella viví las sensaciones como cosquilleos que a cada instante en conjunto con los latidos del corazón y lo agitada de mi respiración le gritaban un te amo. La complicidad que un día tuvimos se mantenía intacta, y eso nos hacía sentir a los dos. La noche se hecho encima, nos abrazamos intensamente, algo en mi me decía que sería la última vez que la vería, como si supiera que nuestros pasos seguirán distintos caminos, y que nunca más volverían a cruzarse.
Cerré los ojos y nuevamente quedamos frente a frente, ya no hubo más palabras, ya no se oyeron más risas, tampoco se pronunciaron más recuerdos. Abrí los ojos y una lágrima se asomaba por mis mejillas. Ella ya no estaba a mi lado, se había marchado tal y como llegó, en silencio como si de un espejismo se tratará.Después de aquel inesperado reencuentro, logre continuar mi camino, tomando nuevamente un camino separado al de ella dejando atrás este doloroso pero dulce pasado.-
Habían pasado más de dos años desde la última vez que la vi, desde la última vez que la desee. Aquel lejano día ella iba vestida de blanco y su vida tomaba un camino que se alejaba del mío. Mientras seguía con mi camino los recuerdos eran cada vez más fuertes. Tengo guardado en mis labios el sabor de los suyos, me estremezco al recordar como su boca me devoraba, como sus labios me calmaban, como sus manos me tocaban. Me detuve en un café, ese café se me hacía algo conocido. Quizás en la forma tenía la similitud de aquel café donde la conocí a ella. Cómo olvidar ese día, la vi y desde el primer momento llamó mi atención.
Creo que fueron esos ojos grandes y cafés los que me cautivaron, no tengo las palabras exactas para describir ese momento, desde un principio supe que era la mujer de mi vida. Nunca pensé que en un abrir y cerrar de ojos encontraría lo que por tanto tiempo busque. Decidí seguir mi camino sin un rumbo fijo, pero algo hizo detenerme, una extraña sensación me recorrió por completo, al principio no pude descifrar lo que era, levanté mi cabeza. Fue imposible no reconocer esos ojos grandes y esa particular manera que solo ella los maquillaba. Su mirada ya no era la misma de antes, esa mirada dulce ya no existía. Nos miramos fijamente, por un momento nos olvidamos del resto, por un momento el reloj de la vida se paró y la gente desapareció, por un momento solo existíamos ella y yo, nada ni nadie más.
Tenía la sensación de que nada había cambiado, que el tiempo para nosotros apenas había avanzado, que todo seguía como antes, que el antes se convertía en presente y que nuestro presente había ayudado a borrar nuestro pasado.
Después de unos minutos el silencio que en algún momento se hizo grato, ya no lo era.Tenías tantas dudas, dudas que solo ella podía aclarar. Quería decir tantas cosas, en ese momento lo único que atine a decir fue: “No sabes la falta que me haz hecho todo este tiempo, como extraño tus palabras, tus frases, tus pensamientos, todo aquello que me de una idea de cómo estas. ¿Por que me ilusionaste? Si luego te irías, ¿Por qué fingiste quererme? ¿Por qué dijiste palabras tan bellas?”…Sin recibir respuesta alguna comenzó a acercarse lentamente, luego de unos instantes su boca y la mía se unieron en un largo y tierno beso, volvieron las caricias y el deseo desaparecido.
Nos separamos y decidimos ir a aquella banca, que estaba a unos pasos de nosotros, me senté y ella se sentó junto a mi. Reímos, lloramos, nos miramos y volvimos a reír. Hablamos de nuestros recuerdos, de nuestros amigos y de nuestra historia. Hablamos también de nuestras vidas separadas, de nuestras familias, de nuestros proyectos, de nuestras fantasías de juventud y de nuestras promesas incumplidas. En definitiva nos pusimos al día de todo lo acontecido en nuestras vidas separadas. Todo parecía tan cercano, tan natural, pero nunca logre llegar al tema tan esperado por mi.
“Fue una larga espera para poder estar contigo”, me impacientaba al no tenerte. Quería tenerte junto a mi cada segundo del día.
Necesitaba volver a sentirla, quería abrazarla decirle que no me dejara nuevamente, que solo con ella viví las sensaciones como cosquilleos que a cada instante en conjunto con los latidos del corazón y lo agitada de mi respiración le gritaban un te amo. La complicidad que un día tuvimos se mantenía intacta, y eso nos hacía sentir a los dos. La noche se hecho encima, nos abrazamos intensamente, algo en mi me decía que sería la última vez que la vería, como si supiera que nuestros pasos seguirán distintos caminos, y que nunca más volverían a cruzarse.
Cerré los ojos y nuevamente quedamos frente a frente, ya no hubo más palabras, ya no se oyeron más risas, tampoco se pronunciaron más recuerdos. Abrí los ojos y una lágrima se asomaba por mis mejillas. Ella ya no estaba a mi lado, se había marchado tal y como llegó, en silencio como si de un espejismo se tratará.Después de aquel inesperado reencuentro, logre continuar mi camino, tomando nuevamente un camino separado al de ella dejando atrás este doloroso pero dulce pasado.-
Te quiero nerd :)Y yo amé tu cuento <3 es tan tú xdd
ResponderEliminarUn besoo mi nati nerd (L)
Mmm creo qe es un poco lelo.. pero bien xd
ResponderEliminares bien tu...