
Aquí estoy entre paredes y cristales que no me escuchan y nada pueden hacer por mí, sin un abrazo ni una cariia, ni siquiera una sonrisa que me diga que todo va a estar bien. GRITO, pero nadie me escucha, estoy cansada de luchar. Mi alma está cansada. Está ahogada de un llanto que no parece ver el final. Tengo tantas ilusiones hechas trizas. Tantos sueños enterrados en la arena de mis mejores días contigo y mis peores pesadillas a tu lado. He aprendido a seguir sola, con la espada en alto para estar en la batalla, y no darme por vencida ni aún vencida, como lo estoy ahora. Ya no sé qué hacer. Al parecer entreguí mi corazón y lo tiraste a la basura. Hoy no he logrado recuperarlo entre tanta malicia y tanta mentira, está perdido esperando que algún día lo encuentren aún con vida.
Dulce Maria .